Pescando toda la noche

En los momentos de mayor incertidumbre me gusta revisar la Biblia, recorrer sus páginas hasta pescar algunas de sus imágenes, como un reflejo de alguno de mis procesos internos. 

Una de nuestras mayores preocupaciones es la economía, sobre todo en un entorno como este. Los impuestos siguen llegando y desde los alimentos hasta las cosas más elementales, parecen bienes de lujo. En contextos inflacionarios esta sensación es por demás angustiante.

Uno siente un poco lo que sentían aquellos pescadores que habían estado pasando la red toda la noche sin pescar nada. Por momentos vivimos esta larga noche. Tiramos la red, una y otra vez, sin resultados. 

En la escena bíblica aparece un factor inesperado. Alguien le pide a los pescadores la barca, para usarla de tarima y poder hablarles a muchas personas congregadas en la orilla.  Los pescadores acceden y cuando este gran desconocido termina con lo suyo, le indica a uno de ellos que empuje el bote lago adentro. Ellos, le advierten: “no hemos pescado nada, este lago está vacío de peces”.

A pesar de que este filósofo, sabio o profeta, no era pescador, deciden hacerle caso. Y cuando tiran de nuevo las redes, sucede el milagro. 

Nunca pescaron tanto. Tuvieron que venir a ayudarlos de otros botes. Uno de ellos se sorprendió a tal punto que tuvo miedo y le pidió al profeta que se alejara. Como sino mereciera estar bajo esa gracia, bajo ese poder. Nos pasa a menudo. De pronto las cosas se tornan fáciles y nuestro primer impulso es no sentirnos merecedores. Necesitamos seguir luchando, tirar las redes toda la noche. Estamos adictos al propio esfuerzo, ciegos a la "gracia". Por eso nos cuesta poco identificarnos con los pescadores y mucho con el profeta.

“De ahora en más serán pescadores de hombres”, les anuncia.

A lo mejor solo cuando perseguimos un propósito superior activamos un modo superior de operar, un modo donde tanto los peces como todo aquello que necesitamos en la vida se encuentra a nuestra entera disposición. Entonces, de a poco, el proceso se revierte. Vamos dejando de identificarnos con los pescadores para identificarnos más con el profeta.

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