#JULIO BELTZER|SU PASO POR LA ALMTE. BROWN DE LOS 90.

#JulioBeltzer#SantaFe#DanielOtero#LuzDeCiudad|Corrían los años tumultuosos del menemismo, en los 90. Y corrían también los tiempos para aplicar la conflictiva ley de Reforma Educativa. Gruesos ejemplares en blanco y negro llegaban a la escuela Almirante Brown, ámbito experimental del proyecto menemista.

                                             Se recreaban y se formaban entonces, nuevas terminalidades, con la difusa idea de que, en el último tramo, los alumnos cursaran pasantía en la fábrica, empresa, o negocio más próximo de la zona. Pequeño detalle: Con la Reforma del estado, la venta de ferrocarriles, Entel, se había desmantelado todo el aparato productivo del país. Solo quedaban Kioscos, almacenes por doquier, remises, y negocios en donde lo importado primaba. 

                                              Ese jueves a las 14 horas, había reunión de profesores con el Director: Enzo Gómez. Reuniones de “planificación”. Por así decirles. En los estruendosos pasillos de la Escuela Almirante Brown, resonaban los pelotazos en las baldosas del antiguo gimnasio. Cada tanto, un balón impactaba contra una puerta, similar a un escenario ruso-bieloruso-ucraniano, astillando un vidrio. Vidrio al cual el otro día Julio, el portero, se encargaba de llamar al carpintero, para cambiarlo.

                                             Julio Beltzer entró como de costumbre, unos diez minutos tarde. Como era obvio, el recreo a veces no alcanzaba para engullir un sándwich con el cual se aguantaba hasta la noche, quizás.

                                               Enzo Gómez, autoritario y desafiante, le espetó: “!Profesor! diez minutos tarde nuevamente!! 

                                               Beltzer le contestó: “Si, y que hay??”.

                                               El Director: “ Que no es la primera vez”.

                                               Acto seguido, Beltzer se retira, va hasta la fotocopiadora y vuelve con una hoja en blanco. La apoya sobre un banco ante la mirada atónita de todos los profesores, y la firma. Luego le dice al director: “Aquí tenés mi renuncia, llenala vos! Y te podés ir a la Putísima Madre que te parió”.

                                                Nunca más lo volvimos a ver por la escuela Brown a Julio. Daba la cátedra de Teatro como materia optativa. Un militante de la vida, de las artes, del teatro, frecuentaba las muestras de los museos santafesinos. 

                                                 Cada tanto, en la peatonal o quizás en el bar “La City” o en el M.A.C., Julio Beltzer se encontraba con sus compañeros. Reía cuando se le recordaba tal anécdota. Fue el único profesor que revoleó, (si, revoleó literalmente) una nota sobre un director. 

                                                    Su personalidad, temperamento, genialidad, fueron la fuente de inspiración y modelo para muchos, jóvenes principalmente, que vieron en su labor y displicencia, un arquetipo sobre el cual formar su identidad. 

                                                     In Memoriam.