LS HISTORIA DE 22 ANGELES. LOS NIÑOS DE LAS VACUNAS (Escribe Daniel Otero)
Este relato, trata una de las historias más importantes relativa a una enfermedad que causó la segunda mayor pandemia en la historia de la humanidad. Trata de cómo llegó a nuestro continente, cómo se produjo la vacuna y cómo veintidós niños huérfanos fueron inoculados para llevar la vacuna a América.
UNA HISTORIA DE PESTES
Resulta ser que durante la Edad Media, la viruela se extendió por Asia, África y Europa, por medio de las rutas de comerciantes, y de ahí, hasta las Américas donde, en el año 1520, causó una gran pandemia.
Según una investigadora mexicana, esta tuvo origen cuando ocho indígenas regresaron del continente europeo con Colón, quien los llevó a fin de que fuesen conocidos por los reyes. Al ser una población susceptible al virus, los ocho indígenas fueron epicentro de la enfermedad que al propagarse, primeramente por las islas del caribe y luego México, causó la muerte a casi el 90% de la población indígena.

ALTA TASA DE MORTALIDAD
Durante los siglos XVII y XVIII, esta enfermedad originó grandes brotes con una alta tasa de mortalidad. Se calcula que murieron más de 60 millones de personas. En América, continuó diezmando la población con la llegada de los esclavos procedentes de África, donde la incidencia era muy elevada. Esta epidemia llevó, en el año 1796, al médico inglés Edward Jenner a desarrollar la primera vacuna a partir de la viruela bovina. Para ello aplicó la técnica conocido como variolización que consistía en hacer una incisión en un individuo sano donde se colocaba la materia infectada (costra o pus), luego se cerraba la herida. De esta forma el individuo desarrollaba anticuerpos que lo protegían de la viruela.
![Fragmento de “Oda a
la vacuna”
Suprema Providencia, al fin llegaron
a tu morada los llorosos ecos
del hombre consternado, y levantaste
de su cerviz tu brazo justiciero;
admirable y pasmosa en tus recursos,
ta diste al hombre medicina, hiriendo
de contagiosa plaga los rebaios;
ti nos abriste manantiales nuevos
de salud en las llagas, y estampaste
en nuestra carne un milagroso sello
que las negras viruelas respetaron.
Jenner* es quien encuentra bajo el
techo
de los pastores tan precioso hallazgo.
El publicé gozoso al universo
la feliz nueva, y Carlos** distribuye
a la tierra la dadiva del cielo.
Carlos manda; y al punto una
gloriosa
expedicion difunde en sus
inmensos
dominios el salubre beneficio
de aquel grande y feliz
descubrimiento.
[...]
*Edward Jenner (1749-1823), médico
britanico que descubrié la vacuna para la
viruela de vacas en 1796. Luego descubrio que
la vacuna para la viruela de vacas también
protegia contra la viruela humana.
“Carlos IV (1748-1819), rey de Espaiia de
1788 a 1808.](https://contents.bebee.com/users/id/12561324/article/ls-historia-de-22-angeles-los-ninos-de-las-vacunas-escribe-daniel-otero/4779e667.jpg)
EL ANGEL DE LA MUERTE
La viruela, llamada el ángel de la muerte, es una enfermedad causada por el virus Variola que se propaga a través de diminutas gotitas de la saliva de una persona infectada que se emiten al toser, hablar o estornudar. Entre sus síntomas están fiebre, dolor de cabeza, dolor de espalda, cansancio y erupción de ampollas llenas de líquido (pus). En casos graves (tipo viruela major) puede causar la muerte o en los sobrevivientes grandes cicatrices, ceguera, complicaciones óseas o respiratorias.

LOS GALLEGUITOS DE LA VIRUELA
El éxito de la vacuna de Jenner llevó, en el año 1803, al médico personal del Rey Carlos IV, Francisco Javier Balmis Berenguer a encabezar lo que se considera la primera brigada sanitaria internacional bautizada la “Real Expedición Filantrópica de la Vacuna”, que tuvo como objetivo llevar la vacuna a las colonias en América y Asia. Lo sorprendente de esta misión fue el proceso de transportar la vacuna ya que en aquella época no se disponía de sistema de refrigeración.

Como lo explica la Gaceta de Madrid de aquel entonces, el suero fue inoculado de forma paulatina en 22 niños de la casa de huérfanos de La Coruña quienes partieron el 30 de noviembre de 1803, a bordo de la corbeta María Pita rumbo a América, acompañados principalmente por una enfermera que trabajaba en el orfanato y algunos médicos.

Para este viaje solo se escogieron niños (varones) de entre 3 y 9 años quienes cada semana eran inoculados brazo a brazo con el fin de conservar el fluido vacuno fresco y sin alteración. En febrero de 1804, la expedición llegó a Puerto Rico y, el 20 de marzo de 1804, la corbeta llegó a Puerto Cabello. En Venezuela, la misión halló muy buena disposición de las autoridades locales, lo que permitió difundir la vacuna por toda la región y establecer la Junta Central de Vacunación que llegó a ser la primera institución de su tipo creada en Hispanoamérica (23 de abril 1804).

LA “ODA A LA VACUNA”
Como dato curioso se tiene que cuando Andrés Bello conoció la iniciativa se inspiró a escribir su “Oda a la Vacuna”. De igual manera, Alejandro Von Humboldt escribió sobre aquella hazaña: “Este viaje permanecerá como el más memorable en los anales de la historia”. Luego del paso por España, la expedición se dividió en dos grupos.
La primera se dirigió al sur para distribuir la vacuna. Los registros apuntan que la primera expedición estuvo llena de calamidades, entre ellas un naufragio en la desembocadura del río Magdalena. Sin embargo, realizaron una gran labor en pro de la vacunación. El segundo grupo comandado por Balmis, se dirigió hacia el norte con la intención de extender la vacuna por el Caribe y el norte del continente.

22 GALLEGUITOS Y 6 NIÑOS VENEZOLANOS
Se dice que esta misión partió desde el puerto de La Guaira con los 22 galleguitos y 6 niños venezolanos. Estos últimos debían regresar al país en cuanto se tuviera conocimiento de un barco de regreso. Las evidencias históricas señalan que esta misión enfrentó varias adversidades, tanto en Cuba como México, debido a la falta de respuesta de las autoridades.
Esto llevó a Balmis a comprar mujeres y niños para poder mantener la cadena de transmisión del fluido. En México, fueron reclutados 26 niños huérfanos y de familias desestructuradas socialmente. A pesar de las adversidades y negativas de algunas autoridades, Balmis logró organizar juntas de vacunación y, luego, tomó rumbo a las islas Filipinas.

El DESTINO DE LOS NIÑOS VACUNAS
Sobre el destino de ‘’los niños vacunas’’ muy poco se sabe. Algunos historiadores indican que algunos fallecieron durante los viajes, unos pocos adoptados y, otros, alojados en orfanatos o se quedaron viviendo en México como lo hizo la enfermera que los acompañó durante el viaje.

Lo que sí se sabe es que ninguno de los galleguitos volvió a su país en los buques de la Real Armada. Tristemente, la ordenanza remitida a favor de los niños nunca se cumplió a pesar de las solicitudes y reclamos de Balmis que solicitaba dar respuestas a algunos de sus padres que los reclaman, ignorando su paradero, como para mejorar su suerte en caso necesario, y proporcionarles ocupación, carrera o destino, según los talentos que descubran y ventajas que ofrezcan’’.

Nunca se supo si aquel reclamo motivó a dar una solución al abandono de los niños. Solo se sabe que gracias al sacrificio de aquellos niños que sufrieron incisiones, malestares, malos tratos y otras enfermedades se logró frenar una enfermedad que había causado la segunda mayor pandemia en la historia de la humanidad.
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