La profecía de Bradbury

Leí por primera vez "El peatón" de Ray Bradbury durante la adolescencia. Por supuesto, no existía Internet. El 7 y el 9 eran los únicos canales. Mamá nos había regalado "Las doradas Manzanas del sol". Aquel libro de cuentos definió mi interés por la lectura. Una de sus piezas: "El peatón".

Año 2052. A Leonard Mead le encanta caminar durante la noche. Sin embargo, este simple acto lo convierte en alguien extraordinario. El resto de los habitantes (tres millones de personas) gastan su tiempo frente a unas cajas negras mirando pasar imágenes.

En el cuento, publicado por primera vez en 1953, Bradbury fantasea con una sociedad futura desconectada del mundo real y obnubilada con las pantallas.

Bajo el influjo de Internet su argumento tiene hoy más de realidad que de de ficción.
¿Qué duda cabe? Lo verdadero o falso, lo correcto o incorrecto, lo apropiado o inapropiado, lo determinan las pantallas. Sin darnos cuenta y mucho menos cuestionarnos, pasamos cada vez más horas alejados del mundo real. A cambio de eso, nos sumergirnos en un mundo que no podemos tocar, fabricado en códigos de unos y ceros.

¿Te has puesto a considerar lo fácilmente programable que somos? ¿Te has preguntado quienes están detrás de las empresas que determinan nuestros gustos o intereses?

El auto policía del cuento está piloteado por un drone. Es un auto capaz de hablar y disparar.

El señor Mead confiesa la verdad. No tiene televisor. No tiene familia. Solo le encanta caminar, perderse en el silencio estrellado de la noche. Lamenta que la gente ya no lea. Se considera un bicho raro, pero para nada peligroso.
La policía del futuro es expeditiva. Le ordena subir. El señor Mead accede. Por primera vez siente miedo y se pregunta a dónde lo llevan.

Si como al señor Mead te gustan los libros, la libertad o simplemente respirar el reluciente aire de la noche, permanece atento. Corren tiempos extraños. El sentido común no abunda. Aunque podamos creernos libres, ya nadie lee poesía. Hay demasiadas pantallas, demasiada sangre en las noticias. No se sabe a ciencia cierta quién está detrás de todo esto. Falta conciencia y sobra tecnología.