El verdadero objetivo

De vez en cuando, al alejarme de mi rutina y metas financieras, encuentro placer al seleccionar un cliente que sé que disfrutaré trabajar. Aunque el presupuesto es relevante, mi verdadera motivación va más allá de completar el proyecto y recibir el pago. Mi pasión radica en ver cómo toma vida y cómo el cliente sonríe al ver sus ideas cobrar forma y superar sus expectativas.

Con este tipo de proyectos, viviré días agitados. En ocasiones, me encuentro pensando en el proyecto mientras me baño, mientras ceno o mientras manejo. Las noches se vuelven tardías, caminando de un lado a otro en mi casa. Me levanto, me siento, vuelvo a levantarme, me alejo de la pantalla para apreciar el proyecto en su conjunto y luego me acerco para examinar un detalle. Vuelvo a alejarme y dudo, trato de convencerme, pero no lo logro, así que regreso a sentarme y continúo probando hasta que finalmente digo: "Esto funciona". Son noches en las que puedes avanzar significativamente en pocas horas en muchas de las tareas que te propones, o simplemente pasas horas decidiendo si es mejor utilizar una tipografía u otra, un color diferente, un tamaño ligeramente mayor o menor, o una imagen alternativa.

A veces, me pregunto si soy un detallista obstinado por invertir tanto tiempo en algo que quizás resulte imperceptible para cualquier otra persona, pero para mí, es esencial. En realidad, al reformular lo que acabo de decir, me doy cuenta de que este detalle seguramente no pasará desapercibido, y por eso le otorgo tanta importancia.

Muchas veces, los diseñadores entramos en un estado de "focus", una inmersión profunda que impulsa la creatividad, mejora la productividad y bloquea distracciones. En este estado, el tiempo parece ralentizarse, permitiendo respuestas rápidas. Nuestra mente se divide, manteniendo la concentración en la tarea actual y proyectando la próxima. En fin, creo que es un estado de felicidad, de satisfacción absoluta.

Comencé a escribir este post con la intención de compartir el progreso de un proyecto que está cerca de su finalización y que disfruté mucho, lo que me motivó a emprender el siguiente. Pero luego reflexioné sobre los últimos 9 años de mi carrera profesional y me di cuenta de que siempre perseguí el éxito y, sobre todo, el dinero, mediante proyectos efímeros, clientes con los que no tenía una verdadera conexión y diseños que realizaba casi mecánicamente y que solo disfrutaba ciertos proyectos que cada cierto tiempo aparecen como una luz al final del túnel y me recargan de energías. Esto me llevaba a lamentarme cada domingo ante la perspectiva de comenzar una nueva semana. ¿Cuál es mi objetivo profesional? En algún momento, la respuesta era sencilla: "Ganar dinero, alcanzar el éxito". Sin embargo, me estaba olvidando de que el verdadero éxito en la vida profesional radica en disfrutar cada día lo que uno hace. Después de todo, no tengo dudas de que esa satisfacción eventualmente me proporcionará el éxito financiero que buscaba.