Donde nacen las mejores canciones

"No consigo satisfacción, no consigo satisfacción, a pesar de que lo intento, lo intento y lo intento pero no puedo conseguirlo, no puedo conseguirlo". Cantan los Rolling. Pero si el mundo de los objetos no puede darte satisfacción, a lo mejor sí pueda hacerlo el vacío del desierto. Podrás pensar ¿qué voy a encontrar en el desierto, sino hay nada? Suena paradójico, lo sé.

Para el común, el desierto representa un lugar incómodo, irritante, peligroso. Lo cierto es que el desierto, es el reverso del mundo, de todo lo aprendido. De todo lo que han machacado en tu cerebro. Detrás de esa pasta de viejas ideas, del refritado de tu propia mente, existe un campo abierto, sin fronteras, ni ideologías, sin juicios, ni tiempo. Y en este vacío, es el lugar donde brota la genialidad.

Aquí Newton encontró su teoría de la gravedad; Einstein supo que la masa y la energía eran una misma cosa y Otto Loewy, que la comunicación neuronal era química y no eléctrica.

Aquí James Chadwick visualizó el modelo atómico y Mendeléyev, su tabla Periódica.

Hasta aquí llegó Keith Richards, una noche tras dormirse grabando su guitarra. Así como te lo cuento. Tras despertarse y revisar la grabación, entre sus ronquidos estaba el emblemático tema “I can't get no satisfaction". Aquí nació también Teminator, el esqueleto metálico nacido del imaginario de James Cameron.

El desierto es el lugar más solitario. Allí eres tu única compañía. El viento sopla llevándose con él todo lo conocido. Los relojes se deforman como en los cuadros de Dalí. Pero también existen los oasis.

En el desierto nacieron estas ideas y la voz que dijo: "Cuando despiertes, comienza a escribir".

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